Con la llegada del coronavirus, los bulos no se han hecho esperar. Algunos incluso rodeados de un aura de información científica. Desde que el virus fue creado en un laboratorio canadiense (o chino, o ruso, o estadounidense, según el caso), que se transmite a través de picaduras de mosquitos o que la orina infantil, la nieve, el frío o beber líquidos calientes lo mata, hasta las alarmas sobre la mutación del virus en cuanto a su letalidad, son todas informaciones carentes de evidencia científica y no contrastadas. Maldito Bulo recopila, a 9 de junio, 580 desinformaciones sobre el COVID.
La información falsa, engañosa o incorrecta sobre la Covid-19 se está extendiendo tan rápido como el propio coronavirus, por lo que la Organización Mundial de la Salud califica esta situación como una infodemia: una situación en la que los rumores sobre la emergencia sanitaria hacen que sea muy difícil identificar las soluciones, alimentando un ambiente de confusión, miedo y desconfianza nocivo para los ciudadanos.
Myriam Redondo establece una tipología de los patrones que siguen los bulos que triunfan sobre el virus y la enfermedad que provoca (Covid-19):